La Fundación DISA organizó unas jornadas en materia de violencia filio-parental en el Archipiélago
La sala Josefina de la Torre del Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria, acogió en la tarde de ayer una jornada profesional en materia de violencia filio-parental organizadas por la Fundación DISA. Esta sesión que nace con el fin de crear un punto de encuentro entre la parte institucional y la asistencial, estaba dividida en dos partes y contó con la participación de Alfredo Abadías de la Sociedad Española de Violencia Filio-Parental (SEVIFIT), María Romero, Abogada Fiscal de la Fiscalía Provincial de Las Palmas y Marta Dávila, Fiscal de la Fiscalía Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Juntos, hicieron un balance en torno al marco jurídico, que moderó Sara Mateos, directora de la Fundación DISA.
La segunda parte del evento trató el tema desde el marco de intervención, con la moderación de Raúl Rodríguez y la intervención de Juan Carlos Romero, psicólogo y psicoterapeuta de familia y pareja, acreditado por la FEAP, Raúl Gutiérrez, autor del manual Explorando el tsunami relacional de la Violencia Filio-parental y Pedro Melián, criminólogo, miembro de la Asociación Cultural y Social Trib-Arte y coautor del estudio Violencia Filio-Parental, una visión en clave de género, sobre el que se sustenta la organización de estas jornadas.
Todos los ponentes coincidieron en que al igual que en el resto de los ámbitos, la covid-19 ha provocado un enorme cambio en las relaciones familiares. La realidad laboral, la interrupción del curso escolar, el estrés por el seguimiento de los procesos educativos, la situación de estancia permanente en el domicilio, el incremento en las interacciones cotidianas, el reparto de espacios, medios y tareas domésticas, son sólo algunos de los elementos que en muchos casos han incrementado los niveles de estrés familiar. Estas mismas circunstancias establecen que el número exacto de interacciones y su gravedad de violencia es difícil de cuantificar, puesto que por la propia situación no todas las incidencias han llegado a instancias formales de control social.
El estudio Violencia Filio-Parental, una visión en clave de género está realizada desde Trib-Arte y financiada por la Fundación DISA. Se desarrolla en el marco de Llaves para el Cambio, un programa de intervención especializada en el abordaje de comportamientos violentos en el ámbito doméstico, específicamente los cometidos de forma ascendente o inversa. En ella, Pedro Melián y Juan José Santana, también criminólogo, han analizado este tipo de comportamientos centrándose especialmente en el durante y en el después del periodo de obligado confinamiento que vivimos durante el pasado año 2020.
Con una muestra de 50 familias, Melián y Santana concluyen que las madres son las principales afectadas de este tipo de violencia y que las menores agresoras cada vez son más, sumando casi el 50% de los casos (según cifras oficiales, las menores ya representan el 22% de las acciones judiciales), existiendo también una diferencia en el tipo de pena implantada entre chicos y chicas, siempre más terapéutica en el caso de las féminas. Otro dato destacable es que, entre ambos sexos, apenas existe diferencia en el consumo de sustancias estupefacientes que puedan potenciar este tipo de conductas.
La edad de los progenitores también es relevante, donde en el caso de la violencia ejercida por las chicas siempre existe una distancia generacional mayor, siendo el uso de las nuevas tecnologías uno de los principales temas de crispación en el núcleo familiar. La violencia bidireccional es fundamental en este estudio, ya que se descubre que el 50% de los casos la violencia responde con más violencia, es decir, se ejerce tanto del menor hacia el adulto como del adulto hacia el menor, destacando que en el caso de las jóvenes no es habitual que esta sea física.
El estudio al completo estará disponible a través de Trib-Arte a partir del segundo trimestre de este año y está contextualizado con la realidad de Canarias, donde cabe destacar que se sitúa como la comunidad con la emancipación de menores más tardía del país y una de las mayores tasas de desempleo en menores de 25 años de Europa.